Si se pide una cola a la hora de comer, se sabe bastante bien lo que se va a recibir. Con el vino tinto, la cosa no está tan clara, ya que hay miles de variedades de uva, regiones de cultivo, viticultores y métodos de elaboración. No es de extrañar que los entendidos en vino puedan hablar durante horas sobre el buen o el mal vino. Y el aceite del motor es de similar complejidad, aunque este es mejor no beberlo. En el aceite del motor también hay una serie de principios químicos básicos y una variedad casi infinita de aditivos y formulaciones.

Y como los profesionales de los expertos en lubricantes siempre adaptan individualmente la composición química a una aplicación específica del motor, también los aceites de motor con la misma denominación 10W40 pueden ser completamente diferentes. Sea sincero, ¿lo habría sabido? En cualquier caso, por ello es tan importante usar el aceite exacto recomendado por el fabricante del motor. Por lo tanto, los mecánicos también deben prestar atención a las propiedades técnicas del aceite y no solo a su denominación.

¿Por qué es esto tan importante? En los motores modernos, especialmente en los de inyección directa de alta compresión existe el riesgo de formación de hollín. Los aditivos especiales del aceite mantienen esta formación controlada. Sin embargo, la eficacia de los aditivos va disminuyendo con el paso del tiempo, por lo que los talleres deberían recomendar siempre a sus clientes respetar escrupulosamente los intervalos de mantenimiento. La regla general es cada 20.000 kilómetros o, al menos, una vez al año, aunque el único requisito vinculante en este caso son las especificaciones del fabricante del motor.

Por cierto, estas partículas de hollín y otros compuestos sólidos del carbono suponen también un verdadero reto para las cadenas y correas de distribución que funcionan en baño de aceite. Esto se debe a que estas partículas son tan duras, que pueden causar daños de consideración si se quedan adheridas entre la rueda dentada y la correa o la cadena.